viernes, 11 de mayo de 2012

Taman Negara: La selva

Desde K.L. nos fuimos a la selva de Malasia, Taman Negara, posiblemente la más antigua del mundo con más de 130 millones de años y con una extensión de 4.343 kilómetros cuadrados, abarcando así hasta tres estados del país. Nuestra guest house (Yellow GH, 30 ringgits con wi-fi, té y café habitación doble sin baño. Regatear un poco para conseguir este precio) estaba en Kuala Tahan, el pueblo que sirve de base para explorar la selva, al otro lado del río de la entrada del parque, donde los alojamientos son considerablemente más baratos y donde para cruzar el río sólo necesitas un ringgit por persona y una barca-taxi que están de aquí para allá todo el día. Desde que salimos de Laos no habíamos vuelto a ver semejante paisaje, y por belleza y exuberancia lo echábamos de menos sabiendo ya que no volveremos a pisar terrenos así en mucho tiempo.
 El río desde la zona del parque. Al otro lado, los restaurantes flotantes y el embarcadero.

En Taman Negara se puede disfrutar de la selva haciendo trekkings sin necesidad de guías. Eso te da libertad y te permite ir a tu aire, experimentando tú sólo lo que ella te depare. El primer impedimento, y que en cierto modo nos hizo dudar sobre si adentrarnos o no en la selva, fueron las sanguijuelas. Este es su hábitat natural, así que está plagado aunque dependiendo su número de cuánta humedad haya en el terreno. Para nuestra sorpresa, a la entrada del parque, nos dicen que hay bastantes ahora porque justo la semana pasada llovió mucho. Vaya, qué mala suerte, y ni siquiera estamos preparados con calzado y ropa adecuada,... Pero eso no importó, para dentro que nos metemos el primer día y a ver qué pasa. Íbamos con prudencia, revisándonos los pies a cada paso,... no sabemos cómo son hasta que no vemos alguna intentando trepar. Bueno, no es para tanto, pensamos, ni siquiera son tan grandes como nos habíamos imaginado (como siempre, la mente inventado). Al final sólo fuimos atacados por una cada uno y antes de que la sangre fuera escandalosa las pudimos retirar de nuestros tobillos, ya que no te enteras cuándo te muerden. Las demás fueron localizadas a tiempo. Las veías por el camino, en el fango, tiesas, preparadas para la acción.
 Empezando el pateo.
 En búsqueda de las primeras sanguijuelas.
 ¡Ajá! Ya sabemos cómo son y a partir de ahora son detectables.
 Cruzando uno de los múltiples puentes que hay.
 
 
 Las raíces de los árboles nos sirven de escaleras.
Así acabaron los tenis después de tanto fanguerío.

Aquello fue una experiencia nueva para nosotros, pero no implicó que disfrutáramos de lo que la selva guarda en su interior. Aparte del sudor extremo que se experimenta, el calor no es tanto. El sudor permite que te refresques, ya que no hay sol directo y no se seca. Los insectos son coloridos y diferentes a los vistos hasta ahora. Los árboles inmensos, con lianas que te ayudan en determinados tramos extremadamente fangosos. Los mamíferos que habitan esta selva no se dejan ver tan fácil y raro es quien pueda divisar un elefante, tigre o rinoceronte. A las serpientes, tampoco tuvimos la fortuna de verlas. Los monos se oyen con sus alaridos y las ardillas saltan los troncos de los árboles con extrema facilidad. Las mariposas vistas en la granja semanas anteriores, las vemos ahora en libertad siendo imposible fotografiarlas. Hasta las moscas consiguen ser bonitas, con tamaños inmensos y un colorido impensable para ellas. Nos queda la pena de no haber disfrutado de los más de 500 metros de puentes colgantes que hay construidos a 45 metros de altura, pero un árbol cayó en las inmediaciones un día antes de nosotros llegar, por lo que lo han cerrado por seguridad durante dos semanas.
 Los varanos, los lagartos de la selva, aunque no exclusivos de ella.

Aquí nos pasamos unos días agradables, haciendo ejercicio del bueno, oyendo llover por las tardes, leyendo, escribiendo, descansando,... En definitiva, es un lugar que nadie que pase por Malasia debería perderse por la facilidad que te dan de experimentar tú sólo el terreno, por la cantidad de flora y fauna que existe (entendemos que Rebe se haya pasado 5 días disfrutando del lugar) y porque a pesar de ser un lugar por el que pasan turistas, los precios no están disparatados, y eso se agradece.

Un saludo y un beso enorme para todos.

6 comentarios:

Rebe dijo...

:D

Emmanuel y Rebe dijo...

jaja nosotros nos quedamos por 10 ringgits!!en el camping... y tb nos imaginabamos las sanguijuelas de otra manera, si son monas y todo!

Ariel dijo...

HOLA MIS AMORES, ACUERDENSE DE TRAER UNA SANGUIJUELAS DE ESAS BIEN GRANDES PARA METERSELAS EN EL CULO A RAJOY, QUE LA ESTA LIANDO DEMASIADO, JAJAJAJA... UN ABRAZO FUERTISIMO PARA LOS DOS Y YA NOS VEMOS PRONTO MUA¡¡¡ LOS QUIERO ¡¡¡

Ana, Valen y Valentín dijo...

Que guapo está mi hermano en la selva!!. Besitos

Anónimo dijo...

Hola Primos!!!!! Que fotos mas bonitas en la selva jejeje, tiene que se súper bonito estar ahí disfrutando, ya se les empieza a notar un tono nostálgico ...todavía les queda unos cuantos días, así que, a saborear al máximo cada minuto!!! ( pero que no sea en guagua,por dios) . ;-)))
Un besote grande. Marivi.

Yurena dijo...

tenga cuiaaaitooo con tanto bicho!!!! que ganas de verlos ya!! tramando con tu hermano tu visita... ;)) un abrazo!!