Delhi, capital de India. Una ciudad hostil que llegamos a sentir como propia, y es curioso porque no somos los únicos a los que les pasa. Delhi es una cuidad tan grande que concentra toda India, en toda su diversidad.
Esta vez no tuvimos ningún tipo de intento de timo, parece que te ven el careto y saben si eres un cateto llegado por primera vez o ya te conoces el percal. Estábamos preparados para jugar un poco para divertirnos un rato pero... lo huelen, jeje.
En esta ciudad puedes encontrar desde mercados típicos donde todo está mezclado y los olores son super intensos (India huele, huele... a India, hay que ir para averiguarlo porque es parte de la experiencia), hasta una ciudad cosmopolita que se esta modernizando a pasos agigantados, con un metro increíble con estaciones muy modernas que ya quisieran muchas ciudades europeas.
Aquí pasamos nuestros últimos días antes de dejar la aventura en pause hasta la siguiente. Nos hospedamos en Pahar Ganj, donde confluyen todos los mochileros. Es una zona comercial desde su arteria principal, Main Bazar, hasta sus calles aledañas.
Desde Tenerife nos piden que nos hagamos unas fotos con el cartel de no a la descatalogación de especies que el gobierno canario pretende para poder construir el puerto en Granadilla, así que esto es lo que mandamos. La intención es hacer un cartel inmenso con fotos de canarios que andan por este mundo.
Fueron unos días muy bonitos como últimos de este viaje. Aquí conocimos a mucha gente pero en especial a Gustavo, un pibe de Oviedo que no hacía más que comprar, jeje. Un tío de puta madre, desde aquí un saludo cariñoso (te esperamos en Tenerife).
Nuestra vuelta a casa empezó tranquila a no ser por el taxista suicida que nos llevó al aeropuerto. Nada más llegar vimos que nuestro vuelo se retrasaba 2 horas desde la hora de salida que era a las 2 a.m. Pues nada, a esperar. Entre pitos y flautas al final salimos amaneciendo de Delhi llegando a Moscú a las 10 de la mañana, hora local, justo a la hora que salía el enlace hacia Barcelona. Aquí ya empiezan los problemas. Preguntamos a las rusas azafatas de tierra de Aeroflot que si nuestro vuelo hacia España ya había salido y no nos respondían nada.
Entre todo este jaleo conocemos a Raquel y a Cris (que bien nos lo pasamos eh!!!!!). Los cuatro contra los rusos,... queríamos llegar a casa y no había manera de que soltaran prenda. Nos enteramos que nos reubican en un hotel hasta la mañana siguiente porque ya el vuelo de enlace había salido.
Pues nada, 24 horas en Moscú, en un hotelazo pero,.... sin poder disfrutar de nada de lo que el hotel ofrecía, estábamos de transito, sin visado y controlados y perseguidos por seguritas rusos, no hicimos más que comer y dormir. Y nosotros dos preocupados porque nuestro vuelo a Tenerife era al día siguiente por la mañana, así que lo dimos por perdido también pero pensando que quizás en España nos solucionaran y nos reubicaran de nuevo en otro vuelo. Pero cuál fue la sorpresa que ni de coña. Otra rusa en el aeropuerto de Barcelona nos dice sin sonrisa en la cara y sin voz amable, que ellos no son responsables de nuestra pérdida del vuelo a Tenerife. A pesar de ser nosotros precavidos y haberlo comprado 24 horas después de nuestra supuesta llegada a Barcelona. Pues reclamación a tutti y a comprarnos otro pasaje. Por suerte salía uno al par de horas y tras un día taaaannnn largo y con tantos aviones, llegamos a casa por la noche sanos y salvos.
Entre todo este jaleo conocemos a Raquel y a Cris (que bien nos lo pasamos eh!!!!!). Los cuatro contra los rusos,... queríamos llegar a casa y no había manera de que soltaran prenda. Nos enteramos que nos reubican en un hotel hasta la mañana siguiente porque ya el vuelo de enlace había salido.
Pues nada, 24 horas en Moscú, en un hotelazo pero,.... sin poder disfrutar de nada de lo que el hotel ofrecía, estábamos de transito, sin visado y controlados y perseguidos por seguritas rusos, no hicimos más que comer y dormir. Y nosotros dos preocupados porque nuestro vuelo a Tenerife era al día siguiente por la mañana, así que lo dimos por perdido también pero pensando que quizás en España nos solucionaran y nos reubicaran de nuevo en otro vuelo. Pero cuál fue la sorpresa que ni de coña. Otra rusa en el aeropuerto de Barcelona nos dice sin sonrisa en la cara y sin voz amable, que ellos no son responsables de nuestra pérdida del vuelo a Tenerife. A pesar de ser nosotros precavidos y haberlo comprado 24 horas después de nuestra supuesta llegada a Barcelona. Pues reclamación a tutti y a comprarnos otro pasaje. Por suerte salía uno al par de horas y tras un día taaaannnn largo y con tantos aviones, llegamos a casa por la noche sanos y salvos.
Raquel
Cris
Un placer haberlas conocido y compartir este pequeño espacio con ustedes. Ya saben, si tienen oportunidad de pillarse un pasaje y venir a Tenerife, aquí les estaremos esperando encantados.