Sur de Tailandia: Krabi, Ko Phi Phi y Ton Sai

Krabi 

Nuestro siguiente destino, después de la isla y de una dura jornada de barco y guaguas, sería Krabi, un pueblo costero que enlaza con muchos destinos isleños y costeros de esta parte del país. Decimos dura porque se acercaba el año nuevo tailandés y todos los transportes iban llenísimos, de hecho, el último trayecto en guagua lo hicimos en el portaequipajes, menos mal que sólo fueron dos horas y tenía aire acondicionado. Al llegar, precisamente por ser la fecha que era, muchos alojamientos estaban, o cerrados o llenos, pero pudimos conseguir una habitación un poco mejor de lo habitual por un poco más de dinero, hasta el día siguiente que nos mudáramos a la guest house de al lado (Smile guest house, al lado del muelle de Krabi, muy recomendable) que el precio se acoplaba más a nuestro bolsillo y sin embargo la calidad no empeoraba. 

Hecho el cambio de habitación, y recién llegados a la nueva guest house, nos encontramos con la fiesta que por el año nuevo tailandés celebraban en donde nos alojábamos. La fiesta consiste en estar mojado todo el día a base de cubos de agua o en su defecto pistolas de agua, que más que pistolas son bazocas. La gente va en sus pick up, con toda la familia y amigos al completo en la parte trasera y un cubo inmenso lleno de agua. Mojan a la gente que está en la calle caminando o preparados con cubos, como fue nuestro caso, para lanzar agua a todo aquél que pasara por delante. Ese día lo pasamos íntegro en la guest house, en la calle, con una manguera para llenar no sé ni cuántos cubos, para defendernos de todo aquél que amenazara con mojarnos. Comimos y bebimos todo lo quisimos y más gratis, ya que los dueños invitaron a todos los huéspedes y estaban muy felices de compartir este día con todos nosotros. Al final acabas empapado aunque no quieras. Se hizo un buen equipo con todos los turistas que estábamos aquí alojados y con la familia que regenta el lugar. La tradición de esta celebración es budista y el símbolo del agua es para purificar. Consiste en verter agua sobre los budas, y entre los conocidos y familiares, se mojan delicadamente las manos en señal de respeto. Lo que pasa hoy en día, es que la celebración se desmadra hasta el punto que todo es una locura de agua por doquier.

 

 

 

 

 

 

Ko Phi Phi 

Esta ha sido nuestra mayor decepción de todo el viaje. Quizás por la expectativa que habíamos puesto en este lugar. Es una isla, la más conocida de toda Tailandia, y famosa porque fue el lugar donde rodaron la película "La Playa" protagonizada por Leonardo Di Caprio. El precio del barco ya nos ponía en situación de lo que nos encontraríamos al llegar a la isla. Los alojamientos costaban más del triple de lo que hemos pagado durante todo el viaje, y la isla estaba llena de turistas (y eso que no es temporada alta). Podemos aventurarnos a decir que lo mejor de este lugar fue el bungalow que conseguimos por 500 baths. Era lo más barato y sin embargo nos resultó carísimo, pero por lo menos no era cochambroso, como todo lo demás que había en la isla por más dinero. Nos encontramos con un lugar sucio (y eso que te hacen pagar nada más bajarte del barco 20 baht cada uno en concepto de limpieza de la isla), invadido y muy caro. Hemos estado en lugares más bonitos, más baratos y vacíos de gente,.... Ese es el paraíso, lugares remotos donde puedes estar tú sólo con un paisaje de espectáculo. No es necesario ir a este tipo de lugares donde sólo encuentras la fama de lo que un día fue.

 

 

 

 

 

 

 

 

Ton Sai

Este lugar, sin embargo, sí que nos dejó estupefactos por su singular belleza y tranquilidad. Es una playa al oeste de Railay y a ésta sólo se accede en barco desde Krabi. Una vez en Railay tienes dos opciones: Pagar una barca que tarda un minuto, o caminar 20 minutos por un sendero a través de la selva. ¿Adivinan cuál fue nuestra elección? !Ajá¡ Después de la caminata nos alojamos en las primeras cabañas que encontramos. Están en lo más alto de Ton Sai y costaban 200 baths. Están en medio de la selva y su vida animal y sus ruidos nos acompañaron durante los tres días que allí nos quedamos. Estábamos a tan sólo 5 minutos de la playa y el paisaje era singular. Las cigarras y los monos (hasta 4 especies diferentes) nos despertaban con sus sonidos cada mañana, y la fauna que pudimos divisar en esos días era tan diversa que nos parecía increíble. ¡Vimos hasta un varano! Por suerte, la cama tenía una mosquitera perfectamente colocada para que los mosquitos no nos hicieran un cristo cada noche. Aún así, no parábamos de poner barreras de incienso antes de dormir para que éstos se fueran (es bastante efectivo). Pudimos cenar cada noche en la terraza de la cabaña con el espectáculo visual que teníamos, y nos dimos cuenta que, la mayoría de los hoteles de lujo en el mundo, intentan reproducir en los jardines y entornos de las habitaciones e instalaciones de los mismos, la naturaleza que nosotros estábamos divisando cada día.

Es un paraíso para los escaladores ya que, su entorno rodeado de roques de origen calcáreo, son  de lo más óptimo para realizar este deporte. El lugar dispone de diversas tiendas que se dedican a hacer cursos y a la venta y alquiler de equipamiento destinado a este fin. Sin embargo, el paisaje y su playa son del todo recomendable para la gente que, como nosotros, no realizamos esta actividad. Cuando cae la noche, en los pocos bares de la playa, la gente se reúne a beber y fumar con buena música de fondo. Así que aquí nos pasamos de relax tres días sin preocupación ninguna, sólo comiendo, bebiendo batidos de frutas y disfrutando del paisaje y de la playa.

Ya nos dirán si las fotos no hablan por sí solas,... 

Aquí nos despedimos de Tailandia, un país que nos ha resultado muy fácil y cómodo para viajar, con gente encantadora y comida exquisita. Barato, con ciudades donde perderte, zonas con historia y reliquias budistas. Playas y lugares exóticos que no pasa desapercibido para nadie que la visite.

Besos para todos y hasta la próxima.