Para ir a la isla y coger el barco tienes que llegar, o bien a Rag Gia, o bien a Ha Tien, y nosotros optamos por esta segunda porque la distancia hasta la isla es menor en tiempo y por tanto, también menor en dongs. 1 hora y 45 minutos y ya estábamos en la isla. Al bajarte del barco y recoger la mochila, miles de moto taxis esperan para llevarte a donde sea, aunque nosotros optamos por una furgoneta porque le regateamos al tío lo máximo y era el mismo precio que la moto. Tienes que pasar una pasarela que por ambos lados hay mar y ya desde ahí, vimos el agua transparente y pequeñas medusas. Claro, el agua está calentita y sirve de guardería perfecta.
El muelle antes de embarcar y dentro del ferry destino Phu Quoc.
Al bajarnos del ferry. Primeras imágenes de la isla.
Nos costó localizar un alojamiento que no se saliera de nuestro presupuesto, y eso que pasamos de alojarnos en la playa por esta razón. Fuimos directamente a Duong Dong, el pueblo de la isla y que está a 10 minutos caminando de Long Beach, porque pensábamos que podíamos acceder a los puestos de comida más barata fuera de los resorts. Lo lógico es que aquí, el alojamiento fuera barato también, pero bueno, tras mirar por muchos y tras el regateo de siempre, conseguimos por 200 mil dongs (el dueño nos pedía 350 mil, pero lo miramos y le dijimos "no, 200 mil por noche y 600 mil" por las tres noches, y nos dijo que sí!!!). Es el Sunflower Hotel, regentado por un señor muy simpático que no habla ni papa de inglés, y cada vez que nos veía se partía de la risa. La habitación estaba bastante bien, con todas las comodidades e incluso con nevera para enfriar las garimbas y la fruta que compramos. Desde aquí, ya una vez instalados, queríamos saber exactamente a cuánta distancia estaba el mar. Pensábamos que lejos, pero no!!! Está al lado. Nos encontramos con un atardecer en la playa donde todos los locales acuden para bañarse cuando el sol cae.
Puesta de sol desde nuestra habitación.
Quedarte en Duong Dong te da la facilidad de disfrutar de la vida nocturna que el pueblo ofrece. Entendamos por vida nocturna un mercado donde los puestos de restaurantes al aire libre vendiendo todo tipo de pescado y marisco fresco, no falta, acompañado por tenderetes de baratijas y puestos donde le venden a las rusas collares de perlas creemos que más falsas que la nueva reforma laboral.
Uno de los puestos de marisco en el mercado nocturno.
No nos dejó tranquilos hasta que le sacamos una foto, es muy coqueta.
Los días posteriores disfrutamos de las claras aguas que tiene la isla (menos cuando nos llovió, que el agua se enturbió).
El agua cristalina pero un poco caliente para nuestro gusto.
Para irnos de la isla, decidimos contratar a dos moto taxis porque en este caso, era lo más barato y el trayecto es bastante corto, pero no lo suficiente como para hacerlo pateando. Sólo se nos picó una goma en el camino, pero como iban dos motos, dejaron a Migue en el muelle primero, y después me vinieron a buscar a mí. Esto son cosas que deben pasar bastante a menudo, aún los caminos de la isla casi en su totalidad son de tierra, aunque vimos cómo están construyendo una nueva carretera que promete grande.
Ha Tien
En esta localidad fronteriza con Camboya es donde te deja el ferry y sólo tienes que caminar unos 15 minutos hasta llegar al centro. Esta fue nuestra opción, pero normalmente, la gente contrata o motos o furgonetas para que te vayan a buscar al muelle. Aquí, gracias a un motorista que conocimos al llegar al pueblo, nos alojamos en un hotel barato al lado del mercado, el Phuong Thao, por 150 mil dongs, nuevo y con aire acondicionado. El mejor baño de la historia, con diseño y todo. Este mismo motorista, nos ofreció llevarnos hasta Kep, el primer pueblo al otro lado de la frontera ya en Camboya por 8 $ cada uno, pero le dijimos que por ese precio lo hacían las compañías de guagua, así que nos lo rebajó a 7 (280 mil dongs los dos) y aceptamos.
Último almuerzo en Vietnam: arroz con calamares y verdura con su poquito de picante, cómo no.
Así se hace el jugo de caña de azúcar. Con un poco de hielo está riquísimo.
El trayecto y el paso fronterizo, cuanto menos, interesante, pero lo contaremos en la próxima entrada.
De camino a Camboya. Mamá!!! Subiéndome en todas las motos que de adolescente no me dejaste!
Con esto, nos despedimos de Vietnam, un país que no te deja indiferente. Una pena habernos ido ahora que controlábamos precios y modos de funcionar. El balance ha sido positivo, a pesar de las dificultades que el propio país pone a los extranjeros con presupuesto limitado.
5 comentarios:
Hola primos!!!!! Que fotos y que atardeceres mas bonitos, el agua estará un poco caliente pero la playa tiene una pinta espectacular, por cierto lo de las motos taxi no se como será de cómodo, por eso de que llevas el equipaje colgando, pero divertido seguro que si jejeje, además veo que lo del regateo lo llevan ya como de andar por casa....yo creo también, no es por quitarles mérito, que con el tamaño que tienen y las cuatro cabezas que ustedes le sacan a cada uno los intimidan un poco, jajajajaj aja. Muchos besos a los dos y hasta la próxima entrega .
Marivi
Hola hermano, pedazo de vista desde la habitación, parece de película, y ustedes dos en el agua parecen dos sirenas, que envidia de playas. Un beso muy muy fuerte.¡¡Má, Migue está subido en una moto!!
Cuando tenga que comprar en los indios, fijo que me acompañas. Lo interesante de todo es observar las distintas culturas de estos paises en el entorno. Esa es la mayor riqueza del viaje. Mis amigos están encantados con el blog, y lo celebro. Vi a Sara el domingo, ya va mejor. Muchos besos para los dos y a seguir aprendiendo, porque seguro que hay rasgos comunes que ya tenéis trillados. Lo único el cambio de la moneda, diferente, pero ahí está el detalle.
Están en Camboya??!! Pues agárrame la ... torma!! o qué te pensabas??
Kompa
jajaja... menudo vacilón con las motitos, no? :P
qué papeo más rico, qué surtido de mariscoooo y que PLAYAS amiga!!!
sigan disfrutaaandoooo!!!
Publicar un comentario